Antes de que existiera Internet y el comercio electrónico, en la logística, ya se utilizaban los envases y embalajes. Su utilidad radica en proteger el producto y facilitar su transporte. Sin embargo, actualmente se han convertido en una estrategia en sí mismos.
En este sentido, entran en juego dos factores de gran relevancia: la sostenibilidad y el marketing; que además pueden estar relacionadas entre sí.
La primera tiene que ver con la utilización de materiales que no perjudiquen al medio ambiente, que no sean contaminantes en la medida de lo posible. Mientras que la segunda está relacionada con la propia promoción y venta del producto.
Ambas cuestiones son un extra en lo que ofrecemos, un valor añadido. Por lo tanto, una estrategia para atraer y captar clientes. En definitiva, obtener mejores resultados de venta.
Envases y embalajes: definición y tipologías
En primer lugar, entendemos por envase al envoltorio, que está en contacto directo con el producto. Por ejemplo, cuando compramos un paquete de galletas o una lata de refresco. Por lo tanto, su función es guardar y proteger el contenido. También sirve para distinguirla de otros artículos. Se categoriza como “embalaje primario”.
Mientras que los embalajes tienen la función de mantener el producto seguro durante el transporte. Es decir, si hablamos de productos alimentarios debe tener las características necesarias para que esté limpio y fresco durante el proceso.
Es decir, es clave para la manipulación, transporte y conservación. Un ejemplo puede ser una caja precintada. Y sería conocido como “embalaje terciario o reembalaje”. Si le interesa este sector, nuestra Maestría en Logística, Compras y Transporte podrá ayudarle en su carrera laboral.
Además, otro elemento fundamental es el empaque. Que sería el “embalaje secundarios”. Esto es cómo se presenta el producto de forma comercial. Aunque también sirve para proteger y transportar. Frecuentemente puede coincidir con el envase, pero no siempre lo hace.
Más allá de la logística
Como hemos mencionado al comienzo, los envases y embalajes son más que el transporte. Es más, se han convertido en un elemento clave para la marca. Donde aportan valor añadido al producto. Hoy en día el marketing está en todas partes y aquí también ha llegado.
Se imagina comer en un restaurante de Mc Donald’s y que todos sus productos viniesen en envases de color blanco. ¿Sería raro, verdad? Y si su lata de refresco favorita cambiase de forma, ¿le sorprendería?
Las empresas no dejan de innovar para que esto también sea parte de la experiencia del consumidor. Por ello, cada vez los envases y embalajes cobran más importancia para las marcas.
La primera razón para prestar atención a esta cuestión es que el envase puede servir para potenciar la imagen y la identidad de la marca. El contenedor del producto es parte de la estrategia para vender. ¿Comprarías algo si su apariencia fuese desagradable? ¿O si no concordase con los valores que manifiesta?
En este mismo sentido, la innovación y la creatividad son dos elementos clave para potenciar el packaging. Y, además de asegurar un transporte efectivo, conseguir que los clientes quieran comprar nuestro producto.
Tendencias del packaging
El camino lleva a la sostenibilidad. Ya no es suficiente con que llame la atención, debe ser responsable con el medio ambiente e impactar lo mínimo en él. Por ello, los envases y embalajes deben diseñarse con materiales que sean reciclables, reutilizables y que contaminen lo mínimo posible.
Un ejemplo muy interesante lo plantea la marca Colgate. Propone cepillos de dientes con cabezales intercambiables, así se reduce el plástico necesario para su diseño. También puede utilizarse cartón para las botellas de refrescos o vino.
Por otra parte, la situación actual hace que haya que repensar las estrategias que se habían llevado a cabo hasta el momento. Los nuevos hábitos y formas de consumo requieren una adaptación. Así como las tendencias sociales en pro de la justicia obligan a las marcas a posicionarse y demostrarlo.
Otra de las claves es el packaging inteligente e interactivo. El propio producto ser convierte en un canal de comunicación y permite construir experiencias. Por ejemplo con envases que se iluminan con movimiento, alertas por próxima caducidad,…todo es posible.