La cultura organizacional es el conjunto de ideas, prácticas y valores que tienen en común los diversos agentes de una misma empresa. Esto involucra aspectos que engloban la ética, las creencias, los valores, la experiencia y la psicología del grupo. Además, establece las relaciones tanto de directivos como de empleados entre sí. Y por supuesto, la relación entre estos y los elementos externos como proveedores, usuarios y clientes.
En adelante vamos a ver al detalle estos elementos que son parte de la cultura de una empresa. Cada uno de ellos es determinante en el buen hacer de la organización y para garantizarlo es necesario contar con profesionales altamente cualificados. En este sentido, nuestro Doctorado en Psicología Empresarial puede ser un excelente modo de contribuir a la investigación en este ámbito para la mejora global.
El clima laboral
La organización está presente en todas las actividades de las personas agrupadas socialmente. Específicamente, en el ámbito laboral, se ha convertido en la principal línea de análisis del comportamiento organizacional. Es por ello, que a partir de esta se rige el actuar de los distintos miembros de una empresa, pero no necesariamente es evidente, pues representa los valores no escritos del grupo.
Cuestiones como la ética, las objetivos y metas, la visión y misión de una empresa, así como los límites y permisos de las relaciones, colaboran para formar un espíritu colectivo y así determinar el clima laboral. Este está compuesto por dos niveles de materialización:
- El primero es propiamente la serie de aspectos palpables. Por ejemplo, las reglas de vestimenta, protocolos, jerarquías, códigos y formas de comunicarse en un espacio laboral.
- El segundo es el más profundo y compete a las ideas, pensamientos, creencias, procesos . Al final con todo aquello que se encuentra insertado en la psique de los participantes de una organización.
Cultura de una empresa
Las diversas estrategias que una empresa emprenda para desarrollar sus actividades se verán determinadas por la cultura organizacional de esta. Si este conjunto de valores está acorde con las prácticas elegidas para lograr una meta, los resultados serán favorables.
Es por eso que, aunque a veces se intenta imponer una visión corporativa de los directivos hacia los subalternos, el conjunto manifestará su cultura. También en otros planos que afectan al grupo. Por ejemplo, de las formas de interactuar entre las diversas secciones de una organización. Estos son los técnicos, los administrativos, los practicantes, etcétera.
Tipos de cultura
Las organizaciones dan prioridad a diversos valores. Por ejemplo, la certeza de lo que está bien o mal en una empresa. Así como las creencias, que son las ideas que tienen los individuos sobre una acción y sus implicaciones. Esto variará de acuerdo con los objetivos que pretende conseguir la empresa. Necesariamente no tiene por qué tener fines económicos, sino de creación de identidad o fomento a cierta filosofía laboral.
Cultura con mayor control
Las hay de forma vertical, en cuyo caso se impone un control más exhaustivo sobre las prácticas de los diversos actores de una organización. Estas se dan a partir de reglas, procedimientos, normas escritas, incentivos o sanciones impuestas por los grupos de mayor posición jerárquica. Así como procesos de revisión y evaluación.
Cultura con mayor desarrollo individual
Las hay con una libertad mayor para la toma de decisiones de los empleados. En este caso se fomenta el reconocimiento de estos en su papel como parte del todo y no como entes aislados, profesionales o especialistas de su área.
De esta primera relación entre la organización en sí, de los individuos y lo que se espera del conjunto, surge la posibilidad de crear una cultura organizacional más o menos agresiva. Aunque no todo es blanco y negro y cada empresa se enfoca con diversos matices en los valores que más aprecia. Con ello se establecen características específicas de comportamiento como las siguientes:
- Integración: es el fomento del reconocimiento de un papel personal dentro del grupo. De esta manera se entiende como parte y asumir mayor responsabilidad.
- Competitividad: es la capacidad que tiene cada integrante del conjunto para llevar su trabajo a óptimas condiciones y merecer reconocimientos. Por ejemplo, ascensos o incentivos.
- Trabajo colaborativo: es la posibilidad de cada individuo de colaborar en el grupo una vez que se ha integrado a él. Independientemente de las labores propias o el área de trabajo asignada.
- Resoluciones de conflicto: se trata de la forma en que los procedimientos del grupo permiten dar solución a problemas. Estos son tanto personales entre empleados como de ejecución e intervención en las prácticas laborales.
- Niveles de comunicación: relacionados directamente con el punto anterior. Las prácticas y medios de comunicación abiertos o cerrados en cada conjunto laboral establecerán la posibilidad de una comunicación más o menos horizontal o vertical.
Una práctica que conlleva tiempo
Aunque establecer una cultura específica y una forma de trabajar es algo que se puede modificar con el tiempo, el entorno, la economía y el desarrollo organizacional. Son procesos de varios años que involucran períodos de mayor estabilidad. Sin esta permanencia no se podría hablar de un espíritu en común ni de una identidad propia de la organización.
La cultura organizacional es, entonces, el conjunto de normas, no necesariamente escritas, que determinan y dirigen las formas de actuar al interior y al exterior de una empresa. Esta explica el qué se hace, por qué y cómo lo ejecuta cada grupo para finalmente establecer una identidad grupal.