La cadena de suministro o supply chain enmarca todos los procesos desde la creación del producto hasta que llega al consumidor final. Por lo tanto, dentro de esta encontramos las etapas de distribución y comercialización. Es decir, el engranaje logístico que utiliza una empresa para poner en contacto a los fabricantes y al cliente final. ¿Alguna vez se ha preguntado cómo llega su bebida favorita al supermercado? ¿O cómo llega un pedido de Amazon hasta su casa? La respuesta es gracias a los distintos tipos de canales de distribución.
No obstante, cada uno tiene sus propias características que lo hacen más favorable o desfavorable para los distintos negocios. Por ello, antes de crear una empresa pregúntese qué tipos de canales de distribución son más adecuados para el buen curso de su compañía.
Los tres pasos previos a la compra
Cuando un consumidor inicia un proceso de compra previamente ha tenido que pasar por varias etapas. En primer lugar, descubre que tiene una necesidad. Es el momento para ofertar el producto para que resalte por encima del resto de marcas.
Posteriormente el comprador entra en la fase de consideración. Aquí es donde las estrategias de marketing son fundamentales para convencer al cliente de que nuestra oferta es la que más se adapta a sus necesidades.
Finalmente el consumidor se enfrenta a la última etapa donde decide si adquiere o no el producto. Si tenemos un cliente online es importante disponer de una web intuitiva que incite a la compra. Pues si es dificultoso, el usuario perderá la motivación. En los negocios off-line es importante que los agentes de ventas sepan escuchar y persuadir sin intimidar.
Tipos de canales de distribución: ¿cómo llegan los productos al cliente final?
En la actualidad, la relación entre fabricantes y consumidores tiene los límites difuminados. Incluso se han borrado ciertos agentes que intervenían en la distribución. Todo ello es debido a la popularización de Internet y el e-commerce.
Por lo tanto, los tipos de canales de distribución tradicionales se han tenido que adaptar a las nuevas demandas. No obstante, cada sector debe tener claro qué método es más eficiente para sus negocios. En definitiva, podemos dividir los canales en dos tipologías: directo e indirecto.
Canal de distribución directo
Como su nombre indica, los canales directos omiten los intermediarios. Es decir, el producto llega directamente al consumidor final desde la empresa. Optar por este canal de distribución supone a las compañías más tareas para asumir. Por ejemplo, almacenaje, marketing y comercialización, entre otras.
A la hora de elegir, las empresas que venden servicios no tienen elección, necesariamente utilizan los canales directos para la distribución. Atendiendo a la realidad actual, los canales de distribución directos pueden darse de dos formas:
- Física: se da cuando una empresa dispone de sus propios espacios para comercializar los productos. Por ejemplo, Inditex produce su propia ropa y la vende en tiendas de su propia marca, sin intermediarios ni de transporte ni de venta.
- Digital: en este caso no existe un espacio físico donde comercializar, la tienda está en la red. Aunque de igual modo es la empresa la que se ocupa de gestionarla y contactar de forma directa con el cliente. Esto sucede cuando una organización dispone de una web y vende directamente los productos al consumidor final.
Canal de distribución indirecto
Este tipo de canal implica a terceros en la comercialización de productos. Es decir, se requieren intermediarios para que su producto llegue al cliente final. Estos agentes pueden ser mayorista o minoristas y son el punto de encuentro entre la productora y los consumidores. Existen tres tipos de canales indirectos:
- Cortos: el producto pasa por tres niveles. Primero, la empresa produce; segundo, el minorista o detallista interviene; tercero, llega al consumidor final. Es frecuente que las empresas de automóviles recurran a este método.
- Largos: en este proceso se suceden al menos cuatro niveles. A los anteriores hay que sumarles un paso intermedio entre el productor y el minorista. Ahí entran los mayoristas que distribuyen los productos a los detallistas y, estos a su vez, los hacen llegar a los consumidores. Esta es la forma más habitual de comercializar.
- Dobles: este tipo de canal incluye un tercer agente a parte de los mayoristas y minoristas. Se trata de un distribuidor exclusivo. Es frecuente en las franquicias como McDonald’s.
Elegir bien los tipos de canales de distribución que utilizaremos en nuestro negocio es parte de la estrategia corporativa. Una mala elección puede mermar la calidad del servicio y, en definitiva, ahuyentar a los clientes.
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