Tocado pero no hundido. El sector que engloba la logística mundial se enfrenta estos días a su situación más difícil. La pandemia del COVID-19 ha incrementado más problemas de los habituales en esta área. La logística no es una acción aislada. Se trata de un conjunto de medios y métodos que permiten que una empresa produzca y comercialice sus mercancías. Por este motivo, su importancia ha crecido exponencialmente durante el periodo de cuarentena. Es por ello que, entendemos que se puede dividir en dos vertientes: la primera, donde se produce el producto; y la segunda, donde se distribuye a los comercios. Por este motivo, la crisis sanitaria ha afectado a toda la cadena de suministro obligando a reformular los métodos habituales de producción y distribución. Asimismo, se han incluido nuevas directrices que permiten desarrollar el trabajo en condiciones de riesgo.
¿Cómo ha afectado la pandemia a la logística del transporte?
La crisis sanitaria mundial ha puesto en jaque al mundo empresarial. A sus problemas de base se suman nuevas dificultades. Son numerosos los países que han limitado la entrada-salida de cargas en aeropuertos o puertos marítimos. No obstante, las fronteras se han convertido en un lugar de largas esperas e incertidumbre. Asimismo, algunos países han modificado leyes de forma excepcional que afectan a los tiempos y descansos de los conductores. Parece que es una lanza a su favor, pero puede convertirse en una cadena de riesgos para los transportistas. Con esta flexibilización, los profesionales del transporte por carretera pueden trabajar sin descansos. Esto supone asumir riesgos para el propio conductor y los vehículos que encuentre a su paso. Además, el peligro de contagio no se restringe en este sector. La documentación se manipula en la mayoría de casos en papel, aumentando las posibilidades de contraer la enfermedad.
¿Y la logística en la producción de bienes?
Las empresas se han visto obligadas a dar un giro en su producción, almacenamiento y, como ya hemos mencionado, transporte. Las dos primeras cuestiones hacen referencia a los centros logísticos de las organizaciones. El lugar donde se transforma la materia prima antes de que se distribuya. Este fuerte viraje de las condiciones ha supuesto una adaptación a marchas forzadas. Una de las principales cuestiones que han afectado a este ámbito es la declaración del Estado de Alarma en determinados países. Esto conlleva restricciones de circulación, por lo que dificulta la movilidad de los trabajadores. Asimismo, los protocolos de seguridad han condicionado la manera de trabajar. El distanciamiento social además de la falta de material de protección en algunos sectores tiene como consecuencia la ralentización de los procesos. A estas condiciones excepcionales se suman las reducciones de jornada, los cambios de horarios o, en el peor de los casos, un ERTE. Todas estas variantes afectan al desarrollo normal de la actividad en las fábricas. Otra cuestión problemática es la perturbación del suministro. Si la empresa no dispone de material no puede realizar su actividad. Esta cuestión está directamente ligada al transporte logístico. A todos estos problemas se suma la reconversión de las instalaciones. No solo para que este espacio sea un lugar seguro para todos, sino para que los procesos se adapten a la demanda y necesidades de los usuarios. En este punto entra en juego la implantación de la tecnología, que para muchos negocios ha supuesto un hándicap importante al no contar con recursos especializados.
Un desafío global
La globalización hace que esta crisis se haya convertido en un desafío global. Ha puesto de relieve la interconexión de los mercados y la necesidad de crear un proceso verdaderamente coordinado. Reduciendo las limitaciones técnicas y mejorando las condiciones de los profesionales. En conclusión, el transporte logístico es el engranaje entre la materia prima y la empresa y, finalmente, la población. Por ello, esta crisis debe ser un punto de inflexión. Mejorar las cadenas de suministro es una apuesta de futuro. Es una necesidad aplazada. De este modo, implantar modelos y métodos sostenibles e innovadores puede ser la clave para resolver los problemas preexistentes y anticiparse a situaciones de crisis como la actual. Mientras tanto, los profesionales de la logística muestran una actitud coordinada y colaborativa como pieza clave en la sociedad. Convirtiendo una crisis en una oportunidad de demostrar el valor de su trabajo diario. La logística mundial es un área con necesidad de profesionales en la actualidad.