¿Recuerdan cuando eran pequeños y madrugar para la escuela era una tortura? Seguro que a más de uno le sucedió, pero ¿se acuerdan también de que cuando había una excursión eso no sucedía? La motivación extrínseca es la responsable. Aquella que nos hace hacer cosas porque hay un estímulo externo positivo o negativo. Sin embargo, la motivación intrínseca nace del individuo.
En los entornos laborales la motivación es un valor añadido tanto para la compañía como para los empleados. Por este motivo, los profesionales de los recursos humanos deben saber cómo hacer que cada trabajador haga sus tareas por decisión propia sin necesidad de premios o castigos.
Es decir, aunque pueda parecer que la motivación extrínseca es la clave en las organizaciones. Estudios recientes han demostrado que estos incentivos solo funcionan en las primeras etapas, hasta cubrir las necesidades básicas. Después el dinero, por ejemplo, no conseguirá aumentar el rendimiento.
¿Qué es la motivación laboral?
La motivación es un impulso de la conducta humana para realizar determinadas acciones y culminarlas. Por lo tanto, si lo aplicamos a los entornos laborales hace referencia al comportamiento que tendremos dentro de la empresa. Que puede variar según podamos sentirnos más o menos motivados por los distintos factores.
Ahí es donde entran en juego los recursos humanos de una compañía. Por lo tanto, sus responsables son los encargados de hacer que este impulso llegue a todos los trabajadores y se logren todas las metas planteadas.
Aunque, por otra parte, la vocación de los trabajadores puede ser un factor determinante. Ya que la motivación intrínseca no está sujeta a los factores externos. Se trata de una cuestión personal.
En este sentido, los profesionales de los recursos humanos internos e, incluso, los headhunters pueden ser cruciales también. Su buen criterio en el reclutamiento y la selección de personal gana relevancia en esta cuestión.
La motivación intrínseca en el trabajo
Como hemos mencionado, motivar de forma extrínseca solo funcionará a corto plazo. Además, podría volverse incluso negativa cuando la motivación intrínseca disminuya ante la necesidad de tener un incentivo externo para realizar una acción.
Por ello, esta primera opción debe ser un complemento. Sirviendo para animar a los empleados sobre todo en tareas rutinarias o aburridas. No obstante, las especializaciones y los cambios continuos permiten que la mayoría de empleos sean lo suficiente complejos para no caer en la monotonía y que resulten entretenidos.
Está claro que la motivación intrínseca nace de cada persona, pero por ello debemos apelar a las necesidades internas, que nacen naturalmente. Para encontrarla, debemos reflexionar sobre las siguientes sensaciones:
- Significado: relacionada con tener un compromiso importante para el individuo.
- Elección: tiene en cuenta la capacidad de elección para realizar algo y el modo de hacerlo.
- Competencia: vinculado con la mejora continua y el sentimiento de destacar o ser buenos en algo
- Progreso: unido a la percepción de progreso cuando se realiza una tarea que nos acerca al propósito final.
Sabiendo esto, hay que buscar en nuestro interior estas sensaciones. De esta forma, será más fácil transformar el “tener” y el “deber” por el “querer”.
¿Cómo mejorar la motivación intrínseca?
Ciertamente, la motivación intrínseca debe nacer de cada persona, pero las empresas pueden potenciarla con algunas acciones. Algunas de ellas pueden ser las siguientes:
- Generar un clima de bienestar: el entorno laboral agradable permite que los trabajadores puedan realizar su trabajo de forma cómoda y segura. Tener los recursos necesarios a su disposición es clave para mantener la motivación. También entran en juego las relaciones con el resto de compañeros.
- Ofrecer formación: algunas personas tienen gran interés por seguir aprendiendo y mejorando sus conocimientos sobre su empleo. Es el camino para llegar a realizar las tareas lo mejor posible, así pues, esto también afecta a la implicación de las personas.
- Potenciar la Responsabilidad Social Corporativa: las acciones que permiten mejorar el medioambiente o promover la igualdad y la justicia, entre otras cuestiones. Además del beneficio general que supone, también influye en imagen de la marca y en cómo se sienten los empleados al pertenecer a ella.
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