En la década de los 80, Robert Kaplan comenzó una investigación acerca del desempeño de las compañías. El profesor emérito de Harvard se dio cuenta de que valorar solo la perspectiva financiera era insuficiente para conocer el estado real de la compañía.
Tras la investigación, Kaplan junto con un amigo, David P. Norton lograron una metodología para definir y hacer seguimiento de la estrategia de la compañía. Este modelo de gestión estratégica se denomino Balanced Scorecard (BSC) o Cuadro de Mando Integral (CMI).
Ambos teóricos apreciaron que la vertiente económica solo englobaba dos tiempos: pasado y presente. Dejando de un lado el futuro. Pero, ¿de qué sirve una empresa sin proyecciones futuras?
En primer lugar, las organizaciones no podrían buscar herramientas ni determinar procesos para logar la optimización del desempeño. Lo que se traduce en un estancamiento de la empresa.
En este mismo sentido, las compañías no contaban con una visión integral, ni mucho menos una metodología que condujera sus esfuerzos a la consecución de los objetivos planteados.
Por lo tanto, el Balanced Scorecard es clave para mantener el equilibrio entre la estrategia global y los elementos operativos de esta. Es decir, la misión, la visión o los valores deben estar en la misma línea que los proyectos que desarrollamos en la empresa. En base a esto, los propósitos del Cuadro de Mando Integral son tres:
- Describir.
- Medir.
- Realizar seguimiento.
Las cuatro perspectivas del Balanced Scorecard
Según el estudio realizado, la metodología del Balanced Scorecard debe integrarse en cuatro vertientes. Estas perspectivas podrán adaptarse a las condiciones de cada organización.
Perspectiva financiera
Históricamente, esta ha sido la perspectiva por excelencia para medir el rendimiento de las empresas. Se basa en conocer los ingresos reales y la capacidad presupuestal de nuestra organización.
Con esta información podemos saber cómo se encuentra la empresa en el plano económico. Algo que es imprescindible, pero no es lo único que debemos tener en cuenta.
Complementar las cuestiones financieras con el resto de ámbitos, permitirá al empresario tomar decisiones sobre el camino que va a seguir la organización. En definitiva, las acciones que se realizan en la compañía siempre repercutirán en la perspectiva financiera. Ya que los proyectos dependen de la disponibilidad económica.
Perspectiva del cliente
La satisfacción del cliente es lo más importante. Si no cumplimos las expectativas ni cubrimos sus necesidades buscará otro negocio que lo haga. Por ello, esta perspectiva se ocupa de evaluar los factores que determinan la experiencia de los clientes.
En esta parte, también entra en juego el análisis de mercado. Con el fin de comprender qué procedimientos puede optimizar para ganar y idealizar usuarios.
Perspectiva de los procesos internos
Antes de realizar la venta, ocurren múltiples procesos para la creación del producto. Desde su ideación hasta la producción del mismo. El análisis de esta cuestión permite optimizar los procesos garantizando la máxima eficiencia.
La estrategia en la ejecución de los procesos internos es vital y afecta al resto de áreas. Por ejemplo, si se retrasan los plazos puede perjudicar al cliente y a la rentabilidad de la organización.
Perspectiva de aprendizaje y crecimiento
Esta es la parte que más mira hacia el futuro. Los planes a largo plazo deben delimitarse y estar en concordancia con el espíritu de la empresa. En este ámbito pueden realizarse cambios en las siguientes áreas:
- Capital humano: nuevas incorporaciones, mejora de los conocimientos, adaptación a los nuevos retos,…
- Sistemas e infraestructuras: cambios en las instalaciones tecnológicas, inversión en recursos,..
- Organización: hace referencia al clima organizacional. Es decir, cómo se sienten los integrantes de la empresa en ella. Por ejemplo, rotación de turnos.
Contar con una formación especializada es clave para aplicar de forma optima las metodologías como el Balanced Scorecard. Nuestra Licenciatura en Administración y Dirección de Empresas (ADE) en Línea le proporcionará una base de conocimientos excelente para hacer frente a los retos de las organizaciones.