Copiar no está bien, casi todos estamos de acuerdo con esta afirmación. Pero, ¿y si observamos lo mejor de los demás y lo adaptamos a nuestra compañía? Esto es el benchmarketing. Esta herramienta de marketing realiza un análisis exhaustivo del mercado, independientemente de que sean competidores directos o no.
Así, la empresa puede conocer los métodos que funcionan en otras organizaciones, estudiarlos y optimizarlos. Una técnica compleja por la envergadura del análisis, pero que puede aportar grandes oportunidades.
El concepto surge de la necesidad de las organizaciones de mejorar de forma continua. Sin embargo, en el paradigma actual parece que todo está inventado. Es, por tanto, una forma de evolución constante inspirada en las mejores prácticas del resto de grupos empresariales. Si algo funciona, ¿por qué cambiarlo?
Pero recuerda, si se lanza a utilizar las técnicas de benchmarketing la primera norma es no copiar. Usted debe realizar un seguimiento continuo de las empresas a las que quiere estudiar. Así podrá detectar en cualquier momento la actividad que quiere incluir en su negocio. Existen tres tipos:
- Interno: ¿cómo puedo mejorar los procesos de dentro de mi empresa? Aprender de nuestras propias metodologías y departamentos. Este modelo puede ser útil para grandes empresas o compañías que cuenten con varias delegaciones.
- Competitivo: se basa en realizar un análisis DAFO de nuestra empresa y de los competidores. Esto servirá para identificar cuáles son los aspectos que debemos mejorar.
- Funcional: este tipo de benchmarketing investiga mercados y sectores distintos al de nuestra empresa.
En plena era digital las herramientas que se aplican al entorno virtual son claves. Por esta razón, el benchmarketing debe utilizarse en estos espacios. Por ejemplo, nuestra empresa puede utilizar palabras claves que funcionen en otras web. De este modo, podemos mejorar el posicionamiento SEO de nuestra página o redes sociales.
El benchmarking paso a paso
Como venimos diciendo, el benchmarketing es un estudio continuo de otras empresas. Este análisis luego servirá a nuestra compañía para impulsar mejoras. Y, en consecuencia, aumentar el rendimiento de la compañía. Es importante cumplir los requisitos de las cuatro etapas.
Evaluación de la empresa
Esta primera etapa consiste en analizar el estado actual de nuestro negocio. La evaluación debe aportarnos información útil sobre las áreas que lo componen. Los métodos para realizarlos son diversos: observación directa, medición de audiencia, encuestas internas y externas, entrevistas,…Tras recopilar toda la documentación podremos desarrollar un estudio preciso de nuestro modelo empresarial.
Identificación de puntos de referencia
En la segunda etapa debemos realizar un ejercicio de identificación de los puntos clave. Es decir, aquellas acciones o actividades que entendemos que debemos mejorar. Y que posteriormente compararemos con nuestros competidores.
Por ejemplo, la observación del modelo de entrega de un producto puede ser significativa para una empresa que realiza envíos a domicilio. Sin embargo, puede que para otro negocio no sea relevante.
Por esto, es necesario el primer paso. Al conocer nuestro negocio, sabemos los puntos fuertes o débiles. Para poner énfasis en aquellas cuestiones que nos interesa potenciar.
Análisis comparativo de la información
El tercer paso es la comparativa. Los expertos responsables de llevar a cabo el proceso de benchmarkeing deben averiguar el motivo de las diferencias en el rendimiento. Es decir, cuál es la práctica que realizan, cómo la desarrollan. Y, finalmente, si la podemos utilizar en nuestra compañía.
Integración estratégica
En este punto, la empresa ya dispone de toda la información necesaria para comenzar a implementarla. Pero no se debe dejar de investigar. Así, podrán desarrollar hipótesis para mejorar el rendimiento.
Finalmente, tiene lugar la modificación de los procesos en la organización. La colaboración de todas las partes es necesaria para lograr la madurez. Y, en definitiva, el éxito.