El concepto de seguridad alimentaria hace referencia a los mecanismos que hacen que todos los alimentos sean aptos para el consumo y preserven su calidad. Asimismo, la evolución de este concepto, ha incorporado términos como autosuficiencia o acceso a los alimentos. Actualmente, se basa en cuatro principios: disponibilidad, estabilidad, acceso y uso. Las etiquetas en los productos de alimentación tienen una doble función. Por un lado, encontramos las no obligatorias. Su función es de marketing. Son la “portada” del producto. Su misión es llamar la atención para infundir el deseo de comprar. Por otra parte, encontramos el etiquetado alimentario obligatorio, promovido por los gobiernos, nace para garantizar la calidad de los alimentos. De este modo, el consumidor puede conocer los detalles del producto. Asimismo, lo protege de las informaciones engañosas.
Etiquetado: el DNI de los alimentos
La etiqueta es la tarjeta de presentación de los productos. Es una forma de distinguirlos y ofrecer al consumidor sus características. Esto debe servir para que el consumidor se decida por uno u otro dependiendo de sus necesidades. El etiquetado alimentario debe ser completamente veraz sobre las características del producto: composición, cantidad, origen,…No debe inducir al error. Para garantizar estos requisitos, la Comisión Europea aprobó una estandarización de la información del etiquetado que comenzó a aplicarse a finales de 2014. Las principales novedades que se incluyen en esta norma son las siguientes:
Información nutricional obligatoria
Con esta nueva regulación se introduce un etiquetado obligatorio sobre información nutricional para los alimentos transformados. Los elementos imprescindibles son los siguientes:
- Valor energético.
- Grasas saturadas.
- Hidratos de carbono.
- Azúcares.
- Proteínas.
Toda esta información deberá presentarse en el mismo campo visual. Además, para permitir la comparación entre productos, la composición se realizará obligatoriamente “por 100 g/ml”. Asimismo, con carácter voluntario se pueden incluir los valores de otros nutrientes, el valor energético y las cantidades de nutrientes utilizando otras formas de expresión.
Alimentos exentos de información nutricional
Las bebidas con un grado alcohólico volumétrico superior a 1,2% y los alimentos no envasados no están obligados a incluir la información nutricional.
Etiquetas más legibles
La norma europea regula también el tamaño de las etiquetas con el fin de que éstas sean claras y legibles. Para ello, se establece un tamaño mínimo de la fuente en función de la superficie del producto. En el caso de que la superficie sea menor de 25 cm², la información nutricional no será obligatoria. Asimismo, si es menor de 10 cm ², tampoco será necesario incluir la lista de ingredientes. Sin embargo, se deberá indicar siempre el nombre, los alérgenos, la cantidad neta y la fecha de caducidad.
País de origen
Otra modificación que incluyó la Comisión Europea fue la obligatoriedad de indicar el país de origen en el etiquetado de la carne fresca de cerdo, ovino, caprino y aves de corral. Además, si el lugar de procedencia de un alimento no coincide con el de su ingrediente primario, debe incluir ambos lugares de procedencia.
Alérgenos
En el etiquetado alimentario de los alimentos envasados, los alérgenos deben aparecer de forma destacada en la lista de ingredientes. Asimismo, los productos no envasados que se vendan al consumidor final también deben indicarlos.
Normas de calidad en el etiquetado
Como en otros sectores, el alimentario también cuenta con sus propias normas de calidad. La Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR) ha desarrollado protocolos para mejorar la calidad en las empresas, productos y servicios. Destaca el Certificado de Seguridad Alimentaria ISO 22000, que contribuye a la gestión de la inocuidad de los alimentos. Otras normas demandadas por la distribución europea son las siguientes:
- BRC.
- IFS.
- BRC-Packaging.
- FSSC 22000.
- GLOBALCA.
El consumidor, cada vez más comprometido, demanda garantías de Calidad y Seguridad Alimentaria. Entre ellas, destacan las certificaciones de Bienestar Animal o las certificaciones FACE o ELS para productos sin gluten. La etiqueta es una señal de seguridad y calidad en los productos alimenticios. El consumidor puede conocer a través de ella la información necesaria para su consumo. Es por ello, que un alimento sin su debida etiquetación puede suponer un riesgo para la salud. Asimismo, la sociedad muestra cada vez más una postura más responsable y sostenible en el consumo de alimentación. Es por ello, que las organizaciones deben responder a estas demandas para incurrir en un compromiso con el cliente.