ciclo de vida de un producto

El ciclo de vida de un producto: qué es

Los productos pasan por diferentes etapas desde su puesta en venta hasta su retirada. Es decir, desde el primer momento tienen una fecha de caducidad. Pero no, no estamos hablando de cuando un yogurt ya no puede consumirse. El ciclo de vida de un producto es un concepto mucho más amplio y vital dentro del plan de marketing. ¿Quiere saber por qué?

Los seres humanos nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos. Este es nuestro ciclo de vida. Ahora bien, si esto lo aplicamos a la comercialización de un producto podemos analizar con detalle cada fase y diseñar estrategias adecuadas para cada situación.

En otras palabras, igual que entendemos que un niño de cinco años debe jugar y desarrollar sus habilidades en este momento de su vida. También sabemos que un producto recién introducido en el mercado debe publicitarse para dar a conocer. Es decir, sabemos qué hacer en cada momento adecuándose a la fase dentro de la que nos encontramos.

Pero, ¿qué sucede si no tenemos esto en cuenta? ¿Y si aplicamos las características de un producto maduro a uno que acaba de introducirse?

Etapas del ciclo de vida de un producto

El recorrido de un producto en el mercado no es siempre igual, los diferentes factores determinan cómo evoluciona. Por lo tanto, esta herramienta de gestión sirve para analizar cómo es su comportamiento en cada etapa.

Theodore Levitt ideó el ciclo de vida de un producto. Este modelo se dividía en cuatro etapas: introducción, crecimiento, madurez y declive.

De este modo, las empresas pueden diseñar estrategias teniendo en cuenta las características más destacables. Así pues, las compañías están preparadas para actuar del modo más eficiente.

En el lado opuesto, aquellas organizaciones que no tienen en cuenta esta herramienta pueden cometer fallos garrafales. Por ejemplo, utilizando la misma estrategia para la venta de un producto nuevo y de un producto maduro. ¡Esto no puede acabar bien!

Introducción

Previamente a las fases del ciclo de vida de un producto sucede una etapa extra: el desarrollo. En este punto se está creando aún, la idea todavía no es tangible. Sin embargo, ¿por qué no iniciar una campaña de promoción?

Después comienza la introducción del producto, el primer escalón en el ciclo de vida. Es decir, va a ser lanzado al mercado y presentado a los clientes potenciales. Por lo tanto, esta etapa es la que más inversión en marketing requiere.

En este sentido, la publicidad realizada debe estar basada en un análisis previo teniendo en cuenta nuestro público objetivo. Así el mensaje llegará a quien debe y conseguiremos las ventas.

Por lo tanto, la introducción consiste en dar a conocer el producto y la marca. La investigación de los mercados será fundamental para mejorar el posicionamiento y la reputación.

Crecimiento

La segunda fase, el producto está posicionado según nuestros intereses y los consumidores comienzan a aceptarlo. Al igual que las ventas en la etapa anterior eran mínimas, aquí comienzan a crecer.

Al principio los costes de fabricación son un lastre. No obstante, en la fase de crecimiento estos gastos se reducen debido a las economías de escala, por ejemplo.

Aunque veamos que las ventas crecen no es momento para relajarse. Las inversiones, si bien inferiores, deben continuar para mantenerse por encima de la competencia. Diferenciar su producto, construir la marca, adaptarse al consumidor,…

En definitiva, el crecimiento es una extensión de la introducción. Por lo tanto, hay que seguir reforzando los logros y cambiando aquellas cosas que no funcionan.

La etapa de introducción, dentro del ciclo de vida de un producto, es la que más inversión en marketing requiere.

Madurez

En tercer lugar llega la madurez, la fase que alcanza la cima en relación con la cuota de mercado. Es decir, ya ha alcanzando a su público objetivo y está en un momento de estabilidad.

Es la etapa más duradera del ciclo de vida de un producto. Durante este tiempo las ventas continúan aumentando, pero el ritmo se ralentiza hasta alcanzar la estabilidad.

Aunque ya han logrado una posición reconocida, no pueden detenerse. Es el momento de seguir trabajando la propuesta de valor. La clave es anticiparse al declive por la caída de las ventas.

Por lo tanto, la innovación y el cambio son los mejores aliados para evitar que el producto acabe antes de tiempo su ciclo de vida.

Declive

¡Nada es eterno! La globalización junto con el avance de la tecnología ha hecho que las empresas ofrezcan de forma continua nuevos productos mejores que sus anteriores versiones. Además, esto pasa a una velocidad trepidante.

Cuando esto sucede, algunos productos alcanzan su fase de declive. Pueden quedar obsoletos por un nuevo modelo o haber pasado de moda por un cambio en las tendencias.

Por este motivo, es imprescindible prestar atención a la disminución de las ventas. En este momento debemos limitar la inversión para no ocasionar pérdidas, e incluso, retirar el producto.

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