¿Ha sentido alguna vez que no merecía el puesto que tenía? ¿Considera que alcanzó su posición por suerte? ¿Siente que no está preparado para el lugar que ocupa? Si estos pensamientos han pasado alguna vez por su mente, puede que sufra el síndrome del impostor.
Aunque siempre ha estado presente, sobre todo en mujeres, esta patología se multiplica cada vez más rápido en la actualidad. La necesidad constante de demostrar la valía y la alta competitividad, se suman a otros problemas como la baja autoestima, la ansiedad o el estrés.
Se trata de una combinación fatal para generar una inseguridad constante acerca del fracaso en los entornos laborales. Es decir, la persona que la sufre siente de forma continua que no es suficiente.
Aunque estamos extrapolando esta cuestión al plano profesional, igualmente puede darse en el ámbito personal y académico. Es más, son muchas las madres que sienten que no son suficientes para sus hijos por la propia presión social que genera expectativas inalcanzables.
También sucede que algunos estudiantes, a pesar de contar con expedientes brillantes, no interiorizan su valor y su esfuerzo. Por lo tanto, se escudan en la suerte, por ejemplo, para justificar sus logros.
Volviendo al plano profesional, ciertamente, el siglo XXI arrastra un gran aumento de riesgos psicosociales para los trabajadores. Por este motivo, las empresas deben mantenerse alerta y, sobre todo, apostar por la prevención. Para ello, se requieren profesionales cualificados que sepan cómo actuar en cada momento.
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La problemática de los riesgos psicosociales en el trabajo
Es cierto que se ha avanzado mucho en la prevención de riesgos laborales. Sin embargo, actualmente, los riesgos psicosociales ocupan un lugar capital tanto dentro como fuera de las organizaciones.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha instado en varias ocasiones a la necesidad de un invertir en la salud mental dentro de las compañías. Es más, en estudios recientes, se estima que al menos el 25% de los pacientes de los sistemas sanitarios acuden por este tipo de patologías.
Pero, además, se prevé que en el año 2025 este tipo de patologías se conviertan en la primera causa de discapacidad en el entorno laboral. A día de hoy, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) estima que entre un 50% y un 60% de las ausencias laborales tienen que ver con esta causa.
Con todo esto, en México se determinó en 2014 a través del Reglamento Federal de Seguridad y Salud en el Trabajo (RFSST) la obligatoriedad de “identificar, prevenir y controlar las condiciones psicosociales de riesgo”. Cuatro años después, esta norma se hizo oficial y es imperativa para todas las organizaciones enmarcadas en el territorio mexicano.
Síndrome del impostor, una patología que se extiende
Como venimos diciendo, las patologías que afectan a la salud mental son las más extendidas en la actualidad. Son muchos los factores que influyen en este malestar generalizado y que pueden acabar lastrando la carrera profesional o la vida personal.
Por ello, queremos poner en valor la prevención en todo momento, así como la asistencia a profesionales médicos para el tratamiento si es necesario. No obstante, vamos a definir qué es el síndrome del impostor y sus principales síntomas.
Para empezar, el síndrome del impostor es una patología en la que, quien la sufre, siente que es insuficiente. Es decir, que lo que ha conseguido no lo merece, que no puede cumplir lo que se espera de él,…sin embargo, desde fuera se le percibe como una persona válida, con éxito y con alto rendimiento.
Por lo tanto, esa “incapacidad” solo la percibe la persona que sufre esta patología. Se siente como un impostor pero realmente es una distorsión que puede estar influenciada por diferentes motivos. Algunos de los síntomas que pueden mostrarse son los siguientes:
- Considerar que el éxito propio está determinado por factores externos.
- Desvalorización de las capacidades y habilidades propias.
- Miedo a no cumplir con las expectativas.
- Incertidumbre, dudas, inseguridad.
- Decepción al no cumplir objetivos que ya se preveían imposibles.
A todo esto se puede añadir una ansiedad y estrés continuos que incrementan estos síntomas y pueden provocar otros físicos. Por ejemplo, dolores de cabeza, mareos, fatiga,…
Las 5 tipologías del síndrome del impostor
Aunque esta patología tiene unas evidencias comunes, podemos establecer cinco categorías que pueden variar por los factores que influencian el desarrollo de estos pensamientos.
Perfeccionista
Como su nombre indica, buscan la excelencia, sin embargo, nada es suficiente para ellos. Si alcanzan los objetivos, pensarán que podrían haber sido más ambiciosos, mejorar los procesos, optimizar los recursos…Mientras que si fracasan, se torturarán por ello, por no ser capaces de cumplir las expectativas.
Por lo tanto, son personas que sienten mucho estrés y ansiedad debido a esa preocupación continua. Para limitar este trastorno, lo ideal es asumir que los errores son parte del proceso y aceptar la satisfacción de los logros obtenidos.
Experto
Dentro de esta categoría se encuentran los profesionales que sienten que han engañado a los reclutadores. Además, piensan que en cualquier momento pueden descubrir que no son válidos. Es decir, a pesar de estar cualificados muestran una actitud insegura.
Para mejorar esta perspectiva podrían realizarse programas de mentoría con los nuevos integrantes de los equipos, así podría mostrar su experiencia y conocimientos. En otras palabras, ser consciente del valor que puede aportar.
Superwoman o Superman
La tercera tipología hace referencia a personas que se sienten inseguros por no ser suficientemente profesionales. Es decir, se presentan como farsantes ante los realmente expertos. Para contrarrestar esta sensación se presionan para cumplir con las expectativas y estar a la altura.
Sin embargo, trabajar más horas y más focalizado también puede ser peligroso. La sobrecarga laboral tiene consecuencias en la salud física y mental. Por ello, para este tipo de personas se recomienda entrenar la autoconfianza con el fin de eliminar la presión que les genera el feedback.
Individualista
Las personas de esta categoría se caracterizan por adoptar posturas individualistas. Ya que consideran que pedir ayuda podría revelar sus puntos débiles y dejarlos al descubierto. Por este motivo, actúan en solitario aunque esto les suponga un mayor esfuerzo o dificultad.
Para mejorar este aspecto, nuestro consejo es trabajar en las inseguridades mediante ejercicios de autoconocimiento. De esta forma será más fácil empezar a pedir ayuda sin miedo a quedar expuesto.
Genio natural
La última categoría destaca porque los profesionales sienten que deben conseguir el éxito de forma rápida, sin esfuerzo, casi por intervención divina. Es decir, entienden que el esfuerzo es sinónimo de no ser bueno en algo.
En definitiva, creen que todo debe hacerse perfecto, a la primera y sin un gran esfuerzo. Pero todos sabemos que no es así…Para demostrárselo a sí mismos, pueden realizar listas de tareas que son más dificultosas y determinar cómo mejorarlas.
Como conclusión, debemos entender que el síndrome del impostor puede estar provocado por multitud de factores. Pero su incidencia ha aumentado debido, sobre todo, a la incertidumbre generalizada. También afecta la competitividad laboral, así como los problemas de salud mental asociados (estrés, ansiedad, depresión,…).
Sin embargo, las empresas deben poner en valor la salud mental y trabajar duramente para garantizar el bienestar de sus empleados. Para ello, es imprescindible mantenerse actualizado y contar con una formación adecuada.