qué estudia la ecología

Qué estudia la ecología: valor en empresa

¡El futuro de la Tierra está en nuestras manos! Estamos seguros que ha escuchado alguna vez hablar del calentamiento global y sus efectos, así como de lo que esto supone para todos nosotros. La sociedad es cada vez más consciente de ello y toma cartas en el asunto, pero todavía no es suficiente.

La industria y el mundo empresarial son los causantes de buena parte del impacto negativo generado en nuestro entorno. Por este motivo, su responsabilidad es más que una acción voluntaria, es una obligación ética y moral con sus clientes y la sociedad.

En este sentido, nos preguntamos qué pueden hacer las organizaciones para ser menos dañinas. La responsabilidad ecológica es una de las respuestas que más suenan en los últimos, ¿pero sabemos realmente qué estudia la ecología?

¿Qué estudia la ecología?

Para empezar, la ecología estudia a los seres vivos y la relación que estos establecen con el medio ambiente. En este sentido, se analiza tanto la influencia del entorno en los seres vivos como viceversa. Se trata de una ciencia y, por lo tanto, se sustenta sobre el método científico.

Por lo tanto, la ecología es la responsable de las averiguaciones que se han identificado durante toda la historia de la Tierra. Su labor, aunque evidente, es fundamental para conocer el porqué de muchas de nuestras acciones y cómo afectan al medioambiente que nos rodea.

Vivir ajenos al entorno es completamente imposible y no influir en él positiva o negativamente también. La ecología da buena cuenta de esto, ¿pero qué medidas podemos implantar en el mundo empresarial?

¿Cómo conseguir una gestión ecológica en la empresa?

Los pequeños gestos también tienen valor en el medioambiente. Por ello, no hace falta que su empresa empiece implementando un gran sistema de gestión ambiental o adquiriendo una certificación. Puede, y debería, iniciar su cambio a través de acciones que comprometan a toda la organización.

Como todo, en las empresas debe planificarse para lograr cumplir los objetivos finales. Por lo tanto, le aconsejamos definir sus objetivos SMART en la gestión ecológica. Así podrá saber en qué punto se encuentra y hacia dónde va.

Seguidamente, tenga en cuenta que esta tarea depende de toda la compañía. En este sentido, informe a los miembros para crear conciencia en la organización. Responda a sus cuestiones y trate de implicarlos en acciones como las siguientes:

  • Ahorro de suministros (luz, agua,…).
  • Utilización de envases reutilizables.
  • Uso de correo electrónico frente a otros métodos que necesitan papel.

Estos son solo tres ejemplos de los millones de acciones que pueden realizarse, pero por simples que parezcan pueden ayudar mucho. No obstante, recuerde que la motivación para que los empleados se impliquen es crucial.

Una vez que sabemos qué estudia la ecología, entendemos mucho mejor la importancia del ahorro en energía y luz y lo que esto supone para el medioambiente.

Sistemas de gestión sostenible

Este sería el paso más avanzado, y más idílico, dentro de la gestión empresarial ecológica y sostenible. Un sistema de gestión ambiental (SGA) es una herramienta que tiene como fin lograr una política medioambiental responsable.

Su metodología consiste en desarrollar estructuras organizativas, procesos o recursos dentro de las empresas para logar el objetivo de la sostenibilidad. Los SGMA más conocidos son la ISO 14001 y el EMAS.

Norma ISO 14001

Para empezar, las normas ISO son un estándar internacional para garantizar la mayor eficiencia dentro de las empresas. Esta regulación es totalmente voluntaria, pero puede aportar valor a la organización a través de su reputación corporativa.

En este sentido, la ISO 14001 se ocupa de la protección del medioambiente. Las empresas muestran su compromiso y su responsabilidad mientras desarrollan su actividad empresarial.

Concretamente, deben gestionar e identificar los posibles riesgos ambientales que pueden darse en el transcurso de la actividad laboral. De este modo, el impacto de negocio en el entorno puede minimizarse.

Si usted decide implementar esta norma en su empresa podría conseguir la certificación ISO 14001. Adicionalmente a los beneficios medioambientales, su empresa aumentará su reputación. Mostrándose como una organización sensibilizada.

Para conseguir la certificación, su empresa debe revisar los procesos, implicar a la plantilla, contar con el apoyo de la dirección,…todos los elementos deben trabajar para conseguirlo. La auditoría interna es un método que puede aportarle un alto grado de conocimiento sobre si sus acciones están funcionando.

Contar con un profesional con estudios en Gestión y Auditoría Medioambiental puede ayudar a mantener las buenas prácticas al día en el negocio. Asimismo, puede servir para fomentar el espíritu ecológico y sostenible dentro de la organización.

No obstante, para adquirir la certificación de la ISO 14001 un auditor externo debe comprobar que se cumple con la norma. Por lo tanto, debe ser un experto en esta norma y su metodología para realizar un informe riguroso.

Si el auditor determina que la organización cumple todos los parámetros, esta recibirá un documento que acredite su certificación durante tres años. Aunque esto está sujeto a inspecciones anuales.

Reglamento EMAS

El Reglamento EMAS (Eco-Management and Audit Scheme) también es una norma internacional. Sin embargo, y a diferencia de la ISO, se reduce a los países del territorio Europeo.

Esta norma puede aplicarse a cualquier empresa con el objeto de contribuir a construir una economía circular. Su exigencia es muy alta ya que es obligatorio explicar las acciones que van a desarrollarse y una declaración de conformidad explícita.

Además, las recientes modificaciones obligan a promover la accesibilidad a la declaración ambiental dentro de la web de la empresa. También se debe incorporar la metodología utilizada para determinar los impactos y otros aspectos medioambientales.

 Saber qué estudia la ecología es el punto de partida para adquirir un compromiso con el medio que nos rodea. Tanto a nivel empresarial como personal, nuestra responsabilidad como seres vivos es reducir nuestros impactos negativos en el medioambiente. De igual modo, debemos fomentar las buenas prácticas que otorguen los máximos beneficios a este.