¿Recuerdan cuando hacíamos las fotografías “a ciegas”? Apuntábamos, disparábamos y, después de algunas semanas, podíamos ver el resultado revelado. Sin embargo, con la revolución de la tecnología llegaron los dispositivos donde podíamos revisar las imágenes al instante de realizarlas. A esto se le llama innovación disruptiva y es capaz de modificar o romper un mercado.
Para algunos este ejemplo puede ser nimio, incluso algunos pensarán que tampoco fue para tanto. ¿Pero se imaginan el problema que esto supuso a la industria fotográfica que ya estaba consolidada? El producto anterior quedó relegado solo para algunos nostálgicos, mientras que la fotografía digital ocupaba el papel protagonista.
Así sucedió con la invención de la máquina de coser, que cambió la industria textil. También cuando surgieron las primeras máquinas lavadoras. ¿Y qué me dicen de la invención de la imprenta?
Innovación disruptiva: inventos que conllevan cambios drásticos
Para contextualizar, la innovación disruptiva es un tipo de innovación que es capaz de modificar una industria. E incluso pueden hacer desaparecer del mercado productos o servicios que hasta el momento eran parte de él.
Este término aparece por primera vez en 1997 en el libro “The innovator’s dilemma”. Su autor, Clayton Christensen, ponía sobre la mesa este concepto novedoso de ruptura para proponer una nueva solución. No obstante, aunque se le dio nombre a finales de la década de los 90 la innovación disruptiva ha existido desde siempre.
En este mismo sentido, debemos resaltar que este tipo de inventos pueden darse en cualquier sector o ámbito, no necesariamente está supeditado a la tecnología. Aunque es cierto que el sector tecnológico es mucho más proclive que otros como la agricultura o la alimentación.
No obstante, tenga en cuenta que se trata de un cambio drástico. Por lo tanto, la nueva versión de Iphone no es parte de la innovación disruptiva. Sin embargo, sí lo fue el primer celular sin cables.
Características de la innovación disruptiva
La innovación es la piedra angular de cualquier negocio disruptivo. Por lo tanto, este es el punto inicial para lograr que un producto o servicio “rompa el mercado”. Otras de las características de la innovación disruptiva podrían ser las siguientes.
Es un proceso
La innovación disruptiva es un proceso, es decir, se trata de una evolución de un determinado producto a lo largo del tiempo. Nace como un experimento y va forjándose hacia alcanzar el objetivo de impactar en el sector o el mercado en general. No obstante, tenga en cuenta que no se trata tanto del producto o servicio sino del modelo de negocio.
Aparece como un nuevo competidor
Cuando una empresa realiza un proceso de innovación disruptiva es vista como un nuevo rival. Esto hace que el resto de empresas del sector se planteen como mejorar los productos, su precio o cómo reducir el éxito de la otra organización. En definitiva, destruye la calma con la que conviven las empresas más consolidadas en el mercado.
La disrupción no es útil en todas las empresas
En primer lugar, el coste económico puede ser considerable y no todas las compañías tienen recursos suficientes para investigar nuevos modelos. Además, el producto o servicio puede no alcanzar el éxito.
Existen productos que no convencen al consumidor y esto lleva unas pérdidas en consecuencia. Por lo tanto, este proceso trae consigue riesgos que las organizaciones deben valorar en primera instancia.
Por lo tanto, la innovación disruptiva suele llevarse a cabo en empresas consolidadas, con recursos económicos y humanos. Esto permite incentivar procesos novedosos a un ritmo superior frente al resto de la competencia.
No obstante, no debemos olvidar que una marca consolidada no está exenta del fracaso. Ciertamente, en multitud de ocasiones, los productos no responden a la demanda del consumidor y son rechazados.
Las cinco claves para la creación de productos disruptivos
Llegar hasta el producto perfecto, como hemos dicho, es un proceso. Por ello, debemos pasar por distintas fases que nos aporten información para ir trazando las líneas que nos lleven a lo que el cliente reclama. Algunas claves para ello pueden ser las siguientes:
- Asociar: conecte ideas, preguntas, problemas aunque no estén relacionados. Trate de formar asociaciones en su mente que le lleven a un lugar inexplorado.
- Preguntar: plantee preguntas desde lo específico a lo común. Cuestiónese las experiencias pasadas y pregúntese cómo mejorar.
- Observar: preste atención a todos los agentes internos y externos: clientes, trabajadores, proveedores, competidores,…Puede encontrar la respuesta en cualquier lugar.
- Experimentar: el testeo es fundamental y puede propiciar conductas inesperadas. Así pues, probar ciertas ideas o proyectos puede darle pistas sobre aquello que busca.
- Comunicar y conectar: cuente con todas las personas que pueda, aportarán distintos puntos de vista y perspectivas.