edge computing

Edge computing, una tecnología futurista muy actual

El edge computing es un concepto informático que puede resultarle abstracto si no pertenece a esta área del conocimiento. Sin embargo, entender qué es y cuál es su utilidad puede ayudarnos a comprender el funcionamiento de la realidad aumentada o los coches automatizados.

Aunque parece que estos ejemplos no tienen relación alguna, ambos requieren el uso de Internet para su funcionamiento. De este modo, este es su nexo de unión y la razón que justifica que hablemos de ellos cuando nos referimos al edge computing.

La informática que sucede a su lado

Este término se refiere a un tipo de informática que permite procesar los datos que producen los dispositivos del Internet de las cosas (IoT), más cerca de donde se crean. Es decir, se establecen servicios de computación más cerca del usuario.

De esta forma, se evita enviar la información mediante recorridos largos desde su origen hasta que llegan a los centros de datos o las nubes de computación (cloud computing).

El edge computing nace para resolver los problemas que genera el ancho de banda y la latencia alta cuando los datos tienen que viajar largas distancias. Para algunas tecnologías, como las ya mencionadas, esto supone una dificultad para su uso.

Por lo tanto, esta nueva tendencia de la informática, gracias a los dispositivos y sensores colocados a  nuestro alrededor, puede recolectar y enviar los datos a la nube. Pero además, permite procesarlos directamente.

Así pues, al reducir las distancias desde la creación hasta la nube, la velocidad y la potencia aumentan. Haciendo que los procesos incrementen su efectividad de forma notable.

La necesidad de una tecnología del futuro en el presente

Para entender completamente este concepto, es importante contextualizar el panorama actual y futuro de la tecnología. En primer lugar, partimos de que vivimos al Era de la Información. Esto supone que la sociedad genera enormes cantidades de datos.

Esto es posible gracias a los avances en la tecnología, que se ha convertido en una extensión de nuestro propio cuerpo. Celulares, vehículos eléctricos, ordenadores,…todo este tipo de dispositivos conviven a diario con nosotros.

Nuestro uso tiene como consecuencia la masificación de los datos. En este sentido, las predicciones de los expertos apuntaban a que en 2021 habría unos 30.000 millones de dispositivos conectados al Internet de las cosas (IoT).

Las estimaciones son difíciles de medir, pero todo indica que en este momento la cifra está en los 22.000 millones. ¿Alcanzaremos la cifra? Con los datos actuales, todo indica que se superará.

Sea como fuere, la cuestión es que el edge computing es una realidad en pleno desarrollo. Los dispositivos cada vez tienen más capacidad tanto para la recolección como para el procesamiento de datos.

Y aquellos que no cuentan con esta tecnología, pueden aprovechar los nodos en otras redes. Esto es lo que hace tangible la filosofía del edge computing, permitiendo aumentar la eficacia a través del procesamiento de datos en centros más cercanos al usuario.

La utilidad de edge computing en la educación

Los entornos educativos han sufrido una transformación radical en las últimas décadas. La influencia de las tecnologías de la información es uno de los detonantes de este viraje hacia un sistema más digital.

Tanto el alumnado como el profesorado salen beneficiados de los nuevos modelos educativos. Esto se debe a que las nuevas tecnologías enriquecen la experiencia, a la vez que agilizan los trámites administrativos.

Además, los entornos educativos digitales rompen con los paradigmas tradicionales, adaptándose a los nuevos retos de la actualidad.

Las nuevas tecnologías, como edge computing, enriquecen la experiencia educativa tanto del alumnado como del profesorado.


El big data como detonante del edge computing en los centros educativos

El big data, entendido como un gran volumen de datos, es una de las principales causas para la implementación de herramientas como edge computing. Es frecuente que se relacione ese concepto con las grandes empresas. Sin embargo, las universidades e instituciones educativas también generan información a diario que debe ser analizada y procesada.

Esto se debe, como hemos mencionado, a la incorporación de las tecnologías de la información en el ámbito de la educación. Algunos estudios destacan que, por ejemplo, en Estados Unidos se dedica más del 4% del presupuesto a este aspecto.

Sin embargo, la sobrecarga de información mal gestionada puede ser nefasta para el desarrollo de la actividad educativa. Mermando así la calidad del estudio y empeorando la experiencia de las personas implicadas.

Por esta razón, la informática utilizada se vuelve menos centralizada, evitando que los datos tengan que recorrer largas distancias hasta la nube, por ejemplo. De este modo, el procesamiento se realiza más cerca de su origen.

Así pues, en un campus universitario donde conviven miles de dispositivos conectados a la red, el ancho de banda no se ve saturado y no afecta a los usuarios.

Edge computing en la formación online

La formación online también puede beneficiarse de la informática de al borde de la red. Veamos un ejemplo: cuando un coche automatizado circula por la carretera no puede esperar a que los datos se procesen, debe ser un acto en tiempo real. De lo contrario no sería funcional.

Ahora imagine una clase en línea. Si el alumnado no puede seguir el ritmo del profesor porque la latencia es muy alta, al final se está descolgando de la clase. Lo que puede afectar a su rendimiento ya que no puede focalizar su atención.

Sin embargo, si todos los datos que entran en juego cuando se realiza una clase virtual se procesan más cerca de su origen, este problema puede minimizarse e incluso eliminarse.

Esto no quiere decir que el cloud computing tenga que ser eliminado, sino que debe ser un complemento del edge computing. Ambos sistemas informáticos son cruciales para garantizar una experiencia de calidad al usuario.

¿Se había planteado alguna vez el largo viaje que realizan los datos desde su origen hasta su procesamiento? Sea como fuere, esto está cambiando. Y aunque parezca un concepto futurista ya forma parte de nuestro presente.