¿Cuántas veces consulta app a lo largo de una jornada? ¿Usa todas las que tiene instaladas? ¿Ha comprado alguna vez una? Estas preguntas son muy frecuentes actualmente, ya que las aplicaciones móviles son parte de nuestras rutinas tanto personales como profesionales. Hoy las conoceremos más, aprendiendo a diferenciar las aplicaciones nativas, web mobile e híbridas.
Seguro que muchos no sabían, hasta este momento, que existen diferentes tipologías. De igual modo, probablemente desconocían que sus características pueden estar sujetas al sistema operativo,…y muchísimas cosas más que hoy les vamos a contar.
No obstante, aunque pueda parecer una cuestión irrelevante para las empresas, lo cierto es que conocer estos aspectos tiene grandes ventajas. ¿Quiere conocerlas? ¡También se las contamos!
¿Qué es una aplicación móvil y para qué sirve?
Las aplicaciones móviles nacen a finales de los años 90 con el inicio de la expansión de los teléfonos móviles. Pero no los actuales smartphones, sino los conocidos como voice phones, es decir, ¡sin Internet!
Su funcionalidad, como su nombre indica, se reducía básicamente a las llamadas de voz. Aunque también podían enviarse MMS y SMS, consultar el calendario o programar alarmas; incluso, pasar el tiempo con algún juego.
Esto puede parecerle una locura, pero el calendario, el reloj o los editores de tonos eran aplicaciones móviles. Evidentemente más simples que las actuales, pero cumplían su funcionalidad. Así pues, estas fueron las precursoras de lo que hoy conocemos.
Después de conocer su origen, vamos a definir que es una aplicación móvil. Se trata de programas que se ejecutan en dispositivos móviles y ofrecen un servicio al usuario. Por ejemplo, acceder a datos bancarios o médicos, ocio a través de videojuegos,…e incluso, realizar actividades profesionales.
Entonces, ante la pregunta ¿para qué sirven? ¡Para casi todo lo que podamos imaginar! De ahí el grandísimo valor para las organizaciones actuales, tanto de forma interna como externa. Por lo tanto, a nivel empresarial supone una gran ventaja competitiva contar con una app ajustada a los objetivos que se pretenden conseguir. Así como el propio público que la va a utilizar.
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Tipos de apps: de las aplicaciones nativas al mobile web
Llegados a este punto es evidente que existen diferentes aplicaciones móviles y sus características las hacen más o menos aptas para determinados servicios. Por ello, en adelante vamos a conocer estas tres tipologías: aplicaciones nativas, aplicaciones híbridas y web mobile. Por supuesto, podremos entender en qué ámbitos son más funcionales.
Aplicaciones nativas
Las aplicaciones nativas son las más conocidas, al menos, las más reconocibles por los usuarios. Se trata de aquellas que podemos encontrar en las tiendas de apps, descargar e instalar en nuestros dispositivos.
Este tipo de apps deben su nombre a que utilizan un lenguaje de programación nativo para cada sistema operativo. Esto significa que solo pueden utilizarse si el dispositivo tiene ese sistema específico. En otras palabras, los usuarios de iOS no pueden acceder a Android y viceversa.
Esta es, quizás, la singularidad y el hándicap más destacado dentro de las aplicaciones nativas. Por ello, influye en otros factores como el tiempo de desarrollo y el presupuesto, que son mayores que en otros tipos de apps.
Sin embargo, en el lado opuesto encontramos dos grandes ventajas. En primer lugar, el aprovechamiento del hardware del dispositivo. Es decir, se pueden utilizar todas las características del teléfono como puede ser la cámara o el Bluetooth.
En segundo lugar, al estar disponibles en las tiendas de aplicaciones pueden monetizarse. Por supuesto, esto permite llevar un control detallado del rendimiento de la misma.
Web mobile
Web mobile, webapp o aplicaciones móviles, su función es la misma. Se trata de páginas web creadas con lenguaje JavaScript, CSS y HTLM con una apariencia de aplicación. Por lo tanto, en este caso no existe la posibilidad de descargarlas, directamente se accede a ellas desde el navegador. Además, son multiplataforma, lo que permite acceder desde diferentes sistemas operativos sin necesidad de crear modelos específicos.
Sin embargo, en contraposición no pueden descargarse y, por ende, no pueden monetizarse. Salvo con modelos de suscripción, no obstante, es un proceso más complejo. Pero además, el seguimiento se hace más difícil y, por tanto, el control del rendimiento.
Por otra parte, como aspecto positivo destaca el tiempo de desarrollo y el coste menor que en las aplicaciones nativas. Pero su rendimiento también disminuye y no pueden acceder a las funcionalidades del hardware del teléfono. Además, tampoco funcionan sin conexión a Internet como sí lo hacen las nativas.
Aplicaciones híbridas
Por último, las aplicaciones híbridas son aquellas que combina lo mejor de las dos anteriores. Es decir, limitan los inconvenientes que presentaban y tratan de ofrecer la mejor alternativa.
Por lo tanto, al ejecutarse como una app web contenida dentro de una aplicación nativa. Por lo tanto, solucionan el problema de la multiplataforma sin necesidad de un largo periodo de desarrollo y una gran inversión.
Pero además, pueden estar disponibles dentro de las tiendas, lo que soluciona el inconveniente de la monetización y el control. Igualmente, tienen acceso limitado al hardware del dispositivo.
¡Esto es todo! ¿Cuál le parece más funcional para su proyecto? ¡Siga formándose en esta área y podrá lograr los mejores resultados en su carrera profesional y empresarial!