Las interacciones sociales pueden dar lugar en ocasiones a discusiones o enfrentamientos. Estos pueden producirse en cualquier ámbito, también en el plano profesional. En este caso, son los responsables de recursos humanos quienes deben actuar para prevenirlos y solventarlos. Hoy hablaremos sobre los pasos para resolver un conflicto laboral. ¡Sigue leyendo!
En el entorno laboral, las rencillas del día a día o la falta de comunicación pueden ser los detonantes para los conflictos. Estas situaciones pueden desencadenar un clima de trabajo hostil y nada positivo para el resto de los trabajadores. Ciertamente, la mejor arma es la prevención a través de protocolos e iniciativas para saber cómo actuar en estos momentos.
No obstante, si el conflicto laboral ya se ha dado los profesionales de los RR.HH. deben actuar en consecuencia. En este post le vamos a indicar los pasos que puede seguir para mantener un clima laboral positivo y evitar nuevos altercados.
En este mismo sentido, es imprescindible contar con una formación especializada para actuar del modo más acertado. El catálogo formativo de UNADE cuenta con un Curso en Gestión de Conflictos y Mediación que le permitirá comprender cómo prevenir y tratar las situaciones donde haya una discusión o enfrentamiento. Sin duda, será capaz de abordarlo con profesionalidad y contribuir al bienestar dentro de la compañía.
¿Qué es un conflicto laboral?
La Real Academia Española define conflicto como “enfrentamiento, controversia o litigio”. Si añadimos el término laboral, nos estaremos refiriendo a una problemática que se da en el entorno laboral. Esta será consecuencia de diversas causas entre dos o más personas. Es decir, podrán darse en forma de una discusión por un malentendido o un enfrentamiento por diferencias en las opiniones.
La clave de los conflictos laborales es que se dan entre trabajadores con aspectos relacionados con el trabajo o su desempeño en la empresa. Dentro de esta categoría no debemos incluir aquellas problemáticas que provienen por falta de educación en una de las partes o un alto temperamento. Aunque sucedan en el lugar de trabajo no debemos contemplarlas como tal si no son consecuencia de la actividad productiva.
4 razones por las que surgen conflictos laborales
A veces, las personas “tenemos poca mecha para prender”. Es decir, con un pequeño problema podemos generar una gran discusión o conflicto derivado. Aquí recopilamos cuatro razones por las que los empleados pueden “estallar”:
- Demasiada presión: es evidente que cuando las personas están expuestas a situaciones donde la exigencia es muy elevada pueden desarrollar patologías como el estrés y la ansiedad. En consecuencia, es mucho más probable que estén más irritables e irascibles.
- Recursos desiguales: aunque se presupone que el reparto de recursos debe ir en línea con la estrategia, en ocasiones puede percibirse que unos profesionales son menos valorados que otros. Esto puede estar relacionado con el salario, con los materiales,…
- Roles mal definidos o suplantación: puede suceder que no estén claras las tareas y sus responsables, esto puede hacer que no se realicen o que varias personas asuman que son suyas. Puede generar conflictos porque alguien “quite” trabajo a otro o porque una tarea no se realizó a tiempo porque nadie la tenía asignada.
- Valores o habilidades personales diferentes: puede suceder que una persona no sea empática, tenga distintos objetivos vitales,…y pueda confrontar con otras personas dentro de su desempeño.
Pasos para resolver un conflicto laboral
A continuación vamos a exponer los seis pasos que debe seguir para resolver un conflicto laboral. No obstante, tenga en cuenta que cada situación es única y requiere su propio análisis para adaptar la estrategia. Además, una formación superior adecuada es clave para conseguir el éxito en el desempeño.
- Mantener la calma: debemos tratar de mantenernos en un plano imparcial, salvo que haya evidencias de que una de las partes es la causante del conflicto. Igualmente, es necesario abordar el conflicto desde la tranquilidad, sin generar un problema mayor.
- Definir objetivos: sí, igual que cualquier otra iniciativa, requiere un plan. Qué queremos conseguir, cómo lo vamos a conseguir, quién debe intervenir. Esto idealmente debe estar fijado en un protocolo para actuar de un modo rápido y solucionarlo.
- Mediar entre los trabajadores: hay que comprobar si están dispuestos a resolver su problemática. Si alguno de los implicados no está por la labor, será prácticamente imposible superar la situación.
- Promover un ambiente de bienestar: puede sonar evidente pero es clave evitar los ataques personales, faltas de educación, insultos,…es decir, trasmitir una visión de compañerismo para reconducir la situación. Por supuesto, será más fácil evitar conflictos laborales más graves.
- Externalizar la mediación: si parece que el conflicto no tiene solución y no hay un culpable claro, lo mejor es externalizar su resolución con profesionales especializados. Así evitaremos posponer el enfrentamiento y que crezca aún más.
- Evaluar: para finalizar, como en la mayoría de procesos, es necesario realizar un seguimiento para conocer si se ha resuelto totalmente.