Estilos de dirección

Estilos de dirección: 5 formas de dirigir una empresa

¡Dirigir una empresa no es fácil! Queremos partir de esta premisa ya que muchas veces se plantea este puesto como una figura dictatorial y sin voluntad de escuchar a sus subordinados. Sin embargo, existen diferentes estilos de dirección que pueden ayudar a la compañía o, como en el caso del autoritarismo, abocarla al fracaso.

La dirección de una empresa tiene que ver con la toma de decisiones que favorezcan el cumplimiento de los objetivos de la compañía. Por este motivo, tienen relación con muchas áreas y los empleados que forman parte de ellas.

Se requiere un perfil profesional altamente cualificado y con habilidades sociales para poder realizar una comunicación efectiva con todos los miembros de la compañía. Para obtener estos conocimientos le recomendamos nuestra Maestría en Administración de Empresas MBA.

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 Estilos de dirección en la empresa

Es frecuente que la dirección no recaiga sobre una única persona, aunque haya una figura que se sitúa por encima del resto en la jerarquía. Habitualmente es por cuestiones administrativas.

Lo más común es que la administración de una empresa se apoye sobre un grupo de personas que forma parte de la dirección. De esta forma, las áreas pueden atenderse detalladamente, aunque siempre haya una visión general que aglutine todo el conocimiento.

Lo que queremos decir es que, tanto si es un equipo o como si solo es una persona, en las empresas debe haber un estilo de dirección bien definido y acorde con sus valores y metas. A continuación presentamos algunos de los más frecuentes:

Autocrático

Esta forma de dirigir una empresa se basa en imponer las normas sin tener en cuenta la opinión del resto de la compañía. Es decir, el grado de autoridad está en un nivel muy alto y muestra su poder inflexible ante sus opiniones y criterios.

Esta forma de liderar suele conllevar la merma de la calidad de vida laboral por la tensión que se genera en todo momento. Esto se debe a un sistema de castigos, que potencia la rotación e insatisfacción. Esto se traduce en un el clima laboral negativo. 

Por lo tanto, no es recomendable en ningún caso para las organizaciones que tienen un compromiso con el bienestar de sus empleados. Así como para aquellos que confían en el criterio de todos los profesionales de la compañía y el valor que aportan sus ideas.   

Paternalista

La segunda opción es la paternalista que, como su nombre indica, actúa como protector de los subordinados. Esto tiene como consecuencia la implicación y preocupación por los problemas de los miembros de la compañía.

Su actitud es como la de un padre o madre: se preocupa pero las decisiones recaen sobre él. Valora las opiniones pero la resolución final se toma bajo su criterio independientemente de que los empleados estén o no de acuerdo.

Al igual que el autocrático, el paternalista también ostenta la máxima autoridad. Aunque este estilo es más favorable para el bienestar laboral de los subordinados, no es perfecto ya que aunque se escucha no se tiene en cuenta. Esto podría dar lugar a frustraciones y sentimientos de infravaloración.

Estilos de dirección empresa
Los estilos de dirección pueden determinar el éxito de una empresa,  por ello es crucial definirlos estratégicamente.

Laissez faire – Permisivo – Liberal

En el catálogo de estilos de dirección, en el laissez faire el jefe no interviene en la toma de decisiones, no da órdenes de trabajo, ni tampoco motiva a los equipos. Hay una libertad total para hacer y deshacer dentro de la empresa.

Esta forma es la más peligrosa de todas, porque aunque pueda parecer cooperativa e igualitaria, lleva al desconcierto. Al no haber objetivos, no se sabe donde estamos ni hacia dónde vamos. Por lo tanto, es un verdadero caos donde no hay organización y los procesos acaban siendo ineficaces por la falta de normas y planificación.

Democrático

La dirección democrática es aquella en la que existe un equilibrio entre autoridad y libertad. Es decir, los subordinados pueden opinar y sus aportaciones se tienen en cuenta y son valoradas. Por lo tanto hay un consenso unánime en la toma de decisiones.

El rol de líder es quien define las normal, atribuye las responsabilidades, planifica las tareas,…es un orientador y planificador. Pero es el equipo en conjunto quien aborda las problemáticas y las resuelve en equipo.

Es decir, el director se enfoca en atender a las personas y no a las tareas concretas del día a día.  Esto hace que los miembros de la empresa se sientan muy valorados y, en consecuencia, mejoren su rendimiento. Sin embargo, como inconveniente podemos hablar de que lograr los objetivos es más costoso por la necesidad de llegar a un acuerdo en conjunto.

Burocrático

Esta puede que sea la forma más tradicional de dirigir una empresa mediante una estructura jerárquica bien definida. Es la organización quien establece las normas, actuaciones,…de forma rígida.

Es muy recomendable sobre todo para acciones que conllevan cierto riesgo si no se realizan de un modo concreto. No obstante, la falta de libertad de los trabajadores puede ser un hándicap para su desarrollo y su bienestar laboral.
En conclusión, hay diversos estilos de dirección pero lo importante es elegir aquellos que se adapten a cada empresa. Además de que fomenten el potencial de los profesionales que la conforman y permitan obtener los mejores resultados.