¡Sea resolutivo! ¡Actúe como líder! ¡Aprenda a comunicar! Ocupar un puesto de mando en la alta dirección no es una tarea sencilla, usted debe contar con grandes habilidades multidisciplinares para desempeñar su cargo. Aunque no conocemos el secreto del éxito, sí tenemos un buen consejo que ofrecerle: practique la escucha activa.
Es habitual que se exija a los directivos y altos cargos que cuenten con capacidades para dirigir los equipos. Sin embargo, no todos los líderes de las compañías entienden que deben tener una conexión directa y empática con todos los miembros de la empresa.
Es decir, no se trata de que el director de la organización lance un mensaje y el resto lo cumpla. Es más, una estrategia para reforzar la comunicación efectiva tanto interna como externa, donde el interlocutor puede expresarse y es escuchado atentamente.
La escucha activa es una de las capacidades más desconocidas, aunque puede aportar gran valor a las empresas y, en general, a la sociedad. Por ello, hoy queremos hablar de qué es, sus beneficios para la dirección y cómo realizarla de forma correcta.
¿Qué entendemos por escucha activa?
La acción de escuchar se entiende como prestar atención a lo que uno oye. Pero la escucha activa va más allá porque involucra la conciencia. El escuchante debe poner sus cinco sentidos a disposición de la conversación.
En resumen, se requiere un esfuerzo por parte del receptor para que sus capacidades cognitivas y empáticas estén plenamente desarrolladas. Por lo tanto, no se trata únicamente de oír, sino concentrarse en el mensaje y captar todo lo que subyace.
La disposición psicológica es uno de los elementos cruciales para facilitar la escucha activa. Consiste en aunar nuestras capacidades a nivel mental para prestar atención de forma constante. Para ello es necesaria una preparación interna.
Por otra parte, la expresión verbal y no verbal dan pistas al emisor sobre que está siendo escuchado. Destaca la función fática donde utilizamos expresiones sin apenas contenido informativo para iniciar, mantener o finalizar una conversación. A su vez, la expresión corporal o el paralenguaje actúan del igual modo.
La escucha activa como base de la comunicación en las organizaciones
La escucha activa es el primer escalón hacia una comunicación efectiva. Esto es fundamental en las empresas, más aún cuando entran en juego los procesos productivos o la toma de decisiones.
Si se omiten estas cuestiones, el liderazgo será inútil pues las estrategias carecen de sentido ya que el mensaje se ha recibido de forma superficial. Incluso los emisores podrían sentirse desmotivados por la falta de atención o el mal entendimiento.
Por lo tanto, hemos recopilado el top tres de las ventajas que aporta la escucha activa a las empresas y son las siguientes:
- Mayor confianza en la dirección: esta habilidad permite aumentar la confianza, ya que el contacto entre las partes es más estrecho. A la vez, permite mejorar la transparencia y mostrarse como ejemplo.
- Promueve la participación: al estimular el diálogo y la comunicación, los miembros de la organización se sienten motivados a dar sus opiniones y ser partícipes de las iniciativas. De esta forma, sienten que sus aportaciones son escuchadas y valoradas.
- Ayuda en las situaciones de crisis: ante un conflicto cualquiera la comunicación es vital para poder resolverlo. Esta capacidad aporta la empatía donde no se juzga, se trata de entender el mensaje a través de sus sentimientos, sus objetivos,…para comprender qué sucede y cómo solucionarlo.
Cada vez más, las empresas solicitan profesionistas con habilidades sociales. Es por ello, que formarse en este ámbito es fundamental para mejorar su carrera laboral independientemente del sector en el que trabaje.
Además, si le apasiona esta área, nuestro Doctorado en Comunicación puede aportarle conocimientos de gran valor. Que pueden ser combinados con las habilidades sociales como la escucha activa.
¡No haga esto!
El proceso de escucha activa le llevará un tiempo de aprendizaje interno. Ya que si no está acostumbrado a realizarlo debe cambiar sus propias costumbres.
Por ejemplo, en muchas ocasiones tendemos a realizar varias tareas al mismo tiempo, esto distrae nuestra atención. Al mismo tiempo, es habitual interrumpir al emisor y que este también pueda perder la concentración. ¡Evítalo!
Los juicios de valor o la imposición de ideas atentan contra la escucha activa. Primero escucha y cuando tenga toda la información, ofrezca su ayuda desde la empatía.
No cuente su historia, escuche lo que le están contando. Y una vez más, evite rechazar lo que la otra persona siente o descalificar su opinión.