Los vehículos terrestres como los coches o las motocicletas emiten más del 70% de los gases de efecto invernadero procedentes del transporte. Pero las empresas han detectado la necesidad de un cambio de paradigma en este sector. Por ello, aquellas que han sabido adaptarse son parte del auge del transporte eléctrico.
Es decir, han entendido que la sociedad es cada vez más consecuente con sus actos. Por lo tanto, requieren productos y servicios que estén en sintonía con sus valores. En este caso, el impacto medioambiental se presenta como un compromiso casi intrínseco en las nuevas generaciones.
¿Usted cree que los vehículos eléctricos tienen cabida dentro del mundo empresarial? ¿Considera que este medio de transporte es el futuro? ¿Cree que son una solución para reducir el impacto medioambiental?
A continuación, le ayudamos a conformar su opinión, incluso a descubrir mucho más sobre el transporte eléctrico. No obstante, si usted ya tiene grandes inquietudes con este ámbito y le gustaría ser parte de la solución desde dentro de su empresa…¡curse nuestra Maestría en Eficiencia Energética!
El transporte y la calidad de vida
Contar con una red de transporte público y privado contribuye a generar una calidad de vida satisfactoria para la población. Es, además, un elemento fundamental en las ciudades ya que la movilidad en ellas es masiva.
Habitualmente vemos políticas en relación con la seguridad o la accesibilidad. Desde campañas de concienciación hasta la última tecnología disponible en el sector. Sin embargo, todavía se habla poco sobre el impacto que genera en el medioambiente cuando prestan su servicio.
El equilibrio reside en el transporte eléctrico, con el cual el servicio de movilidad puede seguir funcionando pero con recursos menos contaminantes y más eficientes. Por lo tanto, apoyar la innovación y el desarrollo tecnológico es una apuesta con beneficio seguro.
Por una parte, los medios de transporte podrán seguir funcionando para dar servicio, tanto de modo privado como público. Pero además, fomentándolos y usándolos estaremos contribuyendo a la sostenibilidad del planeta y optimizando los recursos.
Transporte eléctrico: qué es y cómo funciona
En primer lugar, hay que tener en cuenta que entendemos por medios de transporte aquellos vehículos que pueden mover mercancías y/o personas. Además de esta distinción, puede categorizarse dependiendo de por dónde se realice su desplazamiento:
- Terrestre: aquellos que van por carreteras o vías de ferrocarril. Por ejemplo, automóviles, camiones, patinetes, carretillas elevadoras,…
- Marítimo: como su nombre indican se desplazar por el agua, bien por mar o ríos. En este caso hablamos de barcos de diferentes tipos.
- Aéreo: hace referencia a los medios de trasporte que se mueven por el aire como aviones o helicópteros.
Por último, si añadimos la característica “eléctrico” hacemos referencia al modo en el que consigue la energía para generar el movimiento necesario en el desplazamiento. Como es evidente, utiliza la electricidad como “combustible”.
En consecuencia, el funcionamiento de los vehículos eléctricos no es contaminante casi al 100%. No lo son completamente por el compuesto utilizado para fabricar las baterías, generalmente es el litio.
A modo de resumen, el transporte eléctrico funciona con energía eléctrica que se acumula en las baterías. Esto le permite autonomía como cualquier otro tipo de combustible. Por este motivo, no son prácticamente contaminantes para el medio ambiente.
Con todo esto cabe preguntarnos: ¿cuáles son las limitaciones de estos vehículos? ¿Pueden ser eléctricos todos los medios de transporte? Y sobre todo, ¿son una opción viable para introducir en las empresas?
Desventajas y retos del transporte eléctrico
La movilidad eléctrica comienza a expandirse por el mundo, aunque todavía sigue siendo una tendencia marginal. Por ejemplo, algunas de las razones que la limitan son las siguientes:
- Coste económico elevado: esta tecnología, al no estar masificada continua teniendo unos precios desorbitados y poco accesibles para la población general.
- Infraestructura insuficiente: igualmente, como no está demasiado extendido su uso, los puntos de recarga, por ejemplo, son muy limitados. Por lo tanto, es difícil garantizar el suministro.
- Autonomía limitada: los modelos actuales no pueden recorrer más de 500 kilómetros de forma autónoma. Por lo tanto, todavía no están pensados para largos recorridos fuera de las ciudades.
- Tiempo de carga: adicional a lo anterior, recargar el vehículo puede durar mínimo media hora, pero puede alargarse hasta las 12 también. Frente al repostaje tradicional, es un largo periodo.
- Problemas con las baterías: la degradación de estas puede estar provocada por las cargas constantes, con desiguales potencias,…Además, su reciclaje es complejo.
Por lo tanto, el gran reto de la movilidad eléctrica es solventar estas cuestiones para hacer más accesible los vehículos eléctricos. De esta forma, tanto a nivel particular como empresarial tendrán una mayor cabida.