Competencias comunicativas

Desarrollo de las competencias comunicativas en el ámbito laboral

Desde pequeños aprendemos a expresarnos. Primero utilizamos el llanto como demanda para que atiendan nuestras necesidades y, posteriormente, comenzamos a adquirir competencias comunicativas. De este modo, somos capaces de hacernos entender y de expresar lo que pensamos y sentimos.

No se trata de un proceso innato, nadie nace hablando. Es un camino de aprendizaje continuo desde las edades más tempranas hasta la adultez, incluso después. Sí, es posible seguir mejorando las competencias comunicativas aunque ya sepamos expresarnos de un modo adecuado.

Esta cuestión es definitoria cuando nos enseñan una lengua y, por supuesto, cuando la estamos aprendiendo. Ambas partes (docentes y alumnado) son fundamentales para comprender un nuevo idioma distinto al materno.

Por ello, las habilidades comunicativas tienen un papel fundamental en nuestros primeros años de vida. Siendo los docentes de la educación primaria quien cuentan con la responsabilidad de enseñarnos estas competencias. Pero también, en edades adultas cuando queremos seguir creciendo y, por ejemplo, deseamos aprender una segunda lengua.

En este sentido, usted podría ser el guía para estas personas que desean seguir mejorando. ¿Cómo? Con nuestra Maestría en Enseñanza de Español como Segunda Lengua. Con este estudio superior usted aprenderá todo sobre esta lengua y, sobre todo, cómo enseñarla a sus futuros alumnos y alumnas.

Las competencias comunicativas: más que hablar

Una persona que cuenta con competencias comunicativas no es aquella que es capaz de formar una frase uniendo palabras. Además de ser capaz de estructurar las oraciones debe contar con otras aptitudes. Por ejemplo, saber cuándo hablar o cuando no, de qué hablar o dónde hablar.

Es decir, existe una parte que prioriza las normas ortográficas, gramaticales y estructurales. Esta es la que nos permite transformar los pensamientos en mensajes coherentes. Pero también hay otra parte, que muchas veces subestimamos, y son las normas socioculturales.

Esta cuestión es la gran olvidada cuando aprendemos un nuevo idioma. Pasamos horas y horas estudiando formas gramaticales y vocabulario, ¿pero qué sucede con las normas socioculturales? La distancia, los gestos, los sonidos e, incluso, las distintas formas de expresión como la sátira o la ironía.

Aprender una lengua debería llevar intrínseco comprender su cultura. Con nuestra Maestría en Enseñanza de Español como Segunda Lengua esto es posible. Usted podrá aprender sobre las competencias comunicativas para enseñar después.

Dentro de este estudio se incluyen lecciones sobre los elementos culturales del español. Por este motivo, los alumnos y alumnas que superen este estudio superior estarán preparados para impartir la docencia desde una perspectiva global, sin dejar fuera aspectos de gran relevancia.

Competencias comunicativas en el trabajo
Las competencias comunicativas deben hacer hincapié en la perspectiva sociocultural, que permita adecuar el discurso dependiendo de la situación.

Tipos de competencias comunicativas

Como ya hemos mencionado, existen diferentes habilidades comunicativas que conforman una unidad global e ideal para expresarnos en los diferentes ámbitos. A continuación, vamos a mencionar las más relevantes para conseguir una comunicación efectiva y adecuada.

Lingüística

Es evidente que es uno de los pilares fundamentales del proceso comunicativo. Es la competencia que nos permite expresarnos oralmente en una lengua concreta. Esta es la que aprendemos desde pequeños, poco a poco vamos desarrollándola hasta conseguir dominarla.

Dicho de otro modo, es el modo de traducir los pensamientos a las palabras. La combinación de estas posibilita que nos entendamos con otras personas y se cree una conversación bidireccional.

Paralingüística

Esta es la parte del lenguaje que pone de relieve el cómo. El uso de la entonación, el tono de voz, e incluso, el tiempo de respuesta. Estos factores son muy relevantes dentro del proceso comunicativo. El modo en el que los utilizamos puede desencadenar una discusión o resultar del todo amigable.

Al igual que una palabra puede tener diferentes significados en el mundo, la forma de expresarnos también tiene sus propias normas conductuales. Un buen docente debería conocerlas para que sus alumnos y alumnas puedan aprender correctamente el uso del lenguaje atendiendo al cómo y al dónde.

Sociolingüística

Al hilo de la cuestión anterior aparecen las competencias relacionadas con la cultura y la sociedad. Ambos factores son inherentes a la lengua, aunque cuando estamos aprendiendo un nuevo idioma, la mayoría de veces, lo olvidamos.

Por ello, nuestros estudios para formarse como docentes del español como lengua extranjera sí los tienen en cuenta. Algunos de los elementos que dependen del contexto y debemos tener siempre presentes son los siguientes:

  • Quinésica o Kinésica: es la comunicación no verbal, es decir, los gestos, las posturas o las expresiones faciales. Son un complemento extra a lo que decimos y, según la mayoría de expertos, supone el 80% de nuestra comunicación.
  • Proxémica: es la forma en la que controlamos las distancias con el resto de personas. En otras palabras, cómo de cerca o de lejos nos situamos cuando nos comunicamos con otros individuos. Dependiendo del grado de confianza, así como de las propias normas sociales, podemos adoptar una postura más próxima sin hacer sentir incómodos a los interlocutores.

Discursiva

Un niño o una niña que empieza a hablar es capaz de comunicarse para que se le entienda. Pero sus habilidades comunicativas en el plano discursivo son muy limitadas. Es probable que pueda formar frases sencillas, pero seguramente la sucesión no será lógica y ordenada.

Esto es lo que aportan las habilidades discursivas, el poder de lanzar un mensaje que esté correctamente estructurado y pueda  comprenderse claramente. Las incoherencias o las contradicciones son señal de una falta de esta habilidad.

Pragmática

¿Es capaz de persuadir a sus oyentes? Puede que esta  parte de la lingüística sea su punto fuerte. La pragmática es la habilidad de convencer y persuadir. A través de sus opiniones, pensamientos, aptitudes,…

Estratégica

Su nombre ya da una pista de su cometido, se trata de actuar de un modo estratega. Es decir, adoptar una posición inteligente que nos permite posicionarnos ante los errores o las intervenciones incómodas. Se trata de saber comunicarse cuando algo falla, cuando los silencios se prorrogan o el discurso se desvía.

Las competencias comunicativas en los entornos laborales

Un compendio de todas las habilidades anteriormente mencionadas nos permite realizar un proceso comunicativo correcto y adecuado a cada situación. En este sentido, las compañías valoran cada vez más que sus futuros empleados cuenten con competencias comunicativas.

Es evidente que dentro del trabajo debemos comunicarnos con diferentes personas, con culturas y jerarquías de por medio. Por ello, ser capaz de adaptar el mensaje en forma y contenido es clave para su correcta transmisión.

Por este motivo, como parte del tejido empresarial, cada uno de nosotros debíamos adoptar la responsabilidad de la mejora continua. Esto debe darse tanto en nuestra lengua materna como en otros idiomas aprendidos posteriormente.

De esta forma, la comunicación puede ser más fluida y mejorar los procesos internos a nivel empresarial. Además, de generar un clima de bienestar entre los diferentes miembros de la compañía. Por ello, el entrenamiento es fundamental para el desarrollo de las competencias.

En este sentido, la práctica es el mejor entrenamiento. Además, ponga de manifiesto sus habilidades sociales como la empatía y la asertividad. Asimismo, la inteligencia emocional puede ser su mejor aliada.

Practique también la escucha activa y lleve por bandera el respeto. Adicional, estúdiese a sí mismo, el autoconocimiento permite determinar nuestros puntos fuertes y débiles para seguir creciendo.